lunes, 27 de octubre de 2008

Pólvora casera

Mi padre me enseñó cuando yo era pequeño a fabricar polvora con azufre y clorato potásico. Mi padre era profesor de inglés. No se dónde lo aprendió. Cuando él era un jovenzuelo él y sus amigos asustaban a los campistas con pequeñas bombas caseras.
Solo necesitas azufre, clorato potásico, el hilo de una bombilla, un cable y una pila electrica.
El primer año de universidad con mis amigos del colegio mayor hicimos algunas aplicaciones prácticas a tales (maravillosos) conocimientos. Tras algunos experimentos previos añadiendo (por recomendación del farmaceutico que nos vendió el azufre) carboncillo de unos portaminas y lápices (que únicamente conseguian más combustión pero no más explosión y que por ende rechazamos), optamos por intentar construir un avión con cartulina propulsado por un motor cohete cuyo fundamento no teníamos todavia muy afinado.
Yo tenía un bolígrafo viejo con cuerpo de acero y con un extremo muy válido para la función de tobera. Le metimos dentro la polvora y el sistema de encendido (muy igenioso por cierto, me permito decir). Construimos una especie de plataforma de despegue y lo llevamos todo a un puente que había cerca.
El objetivo era que el motor propulsase a la aeronave lo suficiente como para salir de la plataforma y cayendo desde el puente, la gravedad y la aerodinamica del propio avión hicieran el resto.
3, 2, 1, Cero! Ignición!... El resultado fue un poco decepcionante. Si bien el motor se encendió y empezó a echar fuego como una bengala, se ve que no producía la suficiente presión como para que el avióncito se moviese un solo milimetro de su flamante plataforma. Así que lo empujamos. Por lo visto tampoco estaba muy bien equilibrado (no teníamos ni idea aun de ciertos conceptos básicos de la mecanica de vuelo) y cayó casi a plomo desestabilizado por el peso de motorcillo.

No obstante, no fue ésta mi primera incursión en el campo de la ingeniería aerospacial. Al igual que Yuri Gagarin sirvió de pionero a la especie humana, y la perra Laika a la perruna, yo aporté a la lagartijiana una representante sin nombre. Pero eso es otra historia.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Acritud o

acrimonia.

(Del lat. acrimonĭa).

1. f. Aspereza de las cosas, especialmente al gusto o al olfato.

2. f. Agudeza del dolor.

3. f. Aspereza o desabrimiento en el carácter o en el trato.

lunes, 6 de octubre de 2008

El bucle mental

Un hombre está muy cabreado. Está tan enfadado que siente la imperiosa necesidad de gritar y liberar toda su furia. Sin embargo, no quiere que le tomen por un loco y decide irse a algún lugar apartado.
Coge un tren hacia el campo. Dos horas despues se baja del tren y camina en dirección al monte hasta que encuentra un lugar que le parece suficientemente solitario.
En ese momento se da cuenta de que ya esta mucho más tranquilo y no tiene ninguna gana de gritar. Ha viajado durante horas para nada. Eso le pone tan furioso que se pone a gritar como un energumeno.
Entonces dejaria de tener razones para enfadarse, lo cual le llevaria otra vez a tener razones para enfadarse, etc. etc. etc.

viernes, 3 de octubre de 2008

y otra vez mas

Este post es solo pa decir que no estoy muerto, a pesar de la impresion que pueda dar la infertilidad del blog en estos ultimos meses.
La verdad es que no he tenido mucho tiempo: Exámenes (con la consiguiente parálisis cerebral al terminar), vacaciones, exámenes (con la consiguiente parálisis cerebral al terminar), minivacaciones para visitar familia y demás, etc. En realidad el "etc." sobra porque no hay nada más.
El caso, que ahora mismo voy a escribir el siguiente, que es algo que se me ocurrió mientras estaba estudiando un día de estos. Es una minihistoria-fábula que desemboca en una situacion parajódica.