Un hombre está muy cabreado. Está tan enfadado que siente la imperiosa necesidad de gritar y liberar toda su furia. Sin embargo, no quiere que le tomen por un loco y decide irse a algún lugar apartado.
Coge un tren hacia el campo. Dos horas despues se baja del tren y camina en dirección al monte hasta que encuentra un lugar que le parece suficientemente solitario.
En ese momento se da cuenta de que ya esta mucho más tranquilo y no tiene ninguna gana de gritar. Ha viajado durante horas para nada. Eso le pone tan furioso que se pone a gritar como un energumeno.
Entonces dejaria de tener razones para enfadarse, lo cual le llevaria otra vez a tener razones para enfadarse, etc. etc. etc.
lunes, 6 de octubre de 2008
El bucle mental
la hora 14:34
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1 comentario:
Y el bucle seguiría así hasta que tuviera hambre, sueño o ganas de cagar (o en el peor de los casos, las tres a la vez)
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