El otro día fui a la panadería. Junto a un cartel que ponía flautas había unas barras de pan alargadas y finas. Más finas que una baguette. Son flautas, dijo el panadero. Flautas mágicas, puntualizó. ¿Qué?. Sí, cada vez que das un mordisco escuchas una dulce melodía. Compré una y me la comí con chorizo. No escuche nada, pero estaba muy buena.
lunes, 23 de febrero de 2009
Relato ficticio 1ª Parte: La Flauta Mágica.
la hora
17:49
0
comentarios
Suscribirse a:
Entradas (Atom)